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Está bien no estar bien (It’s Okay to Not Be Okay)

La serie Está bien no estar bien (It’s Okay to Not Be Okay). Se trata de un drama romántico con tintes de cuento fantástico que en su episodio piloto aúna con mucha originalidad, comedia, drama e intriga, aderezándolo con alguna secuencia de animación e incluso flirteando con el cine musical. Una combinación que funciona perfectamente con una puesta en escena llena de magia y una planificación visual fascinante.


La escena de apertura es un maravilloso cortometraje de animación, al más puro estilo Tim Burton. La fantasía gótica nos introduce en una realidad oscura que remitirá a los cuentos más macabros de los Hermanos Grimm. Tendremos un castillo, una bruja, una princesa y su príncipe, todos los elementos de cualquier cuento. La historia de amor central comenzará de manera atípica, con dos personajes antagónicos que se conocen desde pequeños y que ocultan sendas historias de crueldad y dolor.


El chico trabaja como cuidador de enfermos mentales, al tiempo que en su casa debe lidiar con un hermano mayor autista. Huyen de un pasado trágico donde su madre fue asesinada, un hecho que les persigue tras el símbolo de una mariposa y que no les permite tener una vida normal. La chica es una escritora de cuentos infantiles siniestros que, sin embargo, resultan tremendamente populares entre los niños. Es una diva irascible, caprichosa y con brotes psicóticos, que también huye de sus propios demonios.


Es una historia sobre la sanación emocional, sobre la adaptación y el perdón, sobre aprender a convivir con los demás y sobre la necesidad de superar las heridas del pasado. Pero sobre todo, la serie nos explica qué la verdadera familia es la que escogemos durante nuestro trayecto vital, esas personas que te harán feliz y que no siempre tienen que ver con los genes. En ese sentido, la serie ofrece algunas reflexiones profundas bajo su romanticismo de postal.




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