Dejar ir los sentimientos de dolor, perdonarnos y perdonar, es una tarea que puede parecer pesada, difícil y hasta imposible. Cuando nos sumergimos en un proceso personal de reconocimiento interno, nos encontramos con sentimientos y emociones dolorosas que siguen informando a nuestra alma.
Esta información, se convierte en una carga pesada que nos limita y drena nuestra energía permanentemente. Cuando las huellas del pasado no han sido sanadas desde su origen pueden volver a emerger, lastimándonos, provocando que nos sintamos vulnerables, débiles y fracasados.
Es muy fácil para nuestro ego, para nuestra mente, alimentarse del dolor, y permanecer siendo víctimas de las circunstancias, pero esto es fulminante para nuestro Ser, para nuestra Esencia Divina. Somos Seres Espirituales, Seres de Luz, nos llama la felicidad, la plenitud, el Amor de la más Alta Consciencia, el Incondicional. Recuperemos nuestro poder personal y la confianza en nosotros mismos.
Para estar seguros de que estamos borrando una huella energética de nuestro cuerpo, necesitamos limpiarla desde la raíz, ir en busca de nuestras sombras y enfrentar nuestros miedos. Pues las impresiones de su energía se quedan pegadas en nuestro cuerpo energético y se mantendrán activándose.
Para dejar atrás de manera sana y consciente las heridas, lo primero que debe suceder es un cambio de consciencia. En el sentido de reconocer que existe la huella, que existe la herida y desear borrarla de una vez por todas. Puedes elegir el método con el que más te sientas identificado, pero debe iniciarse de manera sincera y durante el proceso debe permanecer la voluntad de querer sanar. Sostenernos firmes ante la oleada de sentimientos contradictorios, ante las eventualidades que de seguro llegaran y recordar quienes somos, que queremos, hacia donde vamos y donde estamos.
Iniciemos nuestro viaje mítico, nuestro viaje de amor y de purificación. Sanemos desde el alma. SOMOS GRAN ESPIRITU, AHO!
MiliZen