Ser amor y dar amor es una de las experiencias más hermosas que podemos experimentar como seres humanos. Entregar nuestro corazón, sin esperar nada a cambio, solo dar como soles inagotables, fuentes eternas de luz universal, hace que fortalezcamos nuestra alma, que mantengamos el flujo constante de sentimientos puros, buenos deseos y felicidad.
Sin duda alguna, que cuando nos proponemos mantener un estado de gratitud, compasión, amor, felicidad, perdón, enviamos un mensaje contundente al universo y recibimos lo que damos, pues al permanecer en un nivel de vibración más elevado, todo aquello que atraeremos a nuestras vidas mantendrá este mismo sentido de correspondencia.
Pero antes de tan siquiera intentar ofrecer esos sentimientos hacia los demás, lo primero que debemos hacer es aceptarnos, amarnos y respetarnos a nosotros mismos. No podemos dar lo que no tenemos, lo que no somos, por eso, en algunas ocasiones entendemos que estamos externando lo mejor de nosotros, pero el universo no parece responder, tan siquiera inmutarse y una tras otra, llegan las decepciones.
Si nos evaluamos sinceramente y enfrentamos nuestra realidad interna, nos daremos cuenta que lo que está sucediendo dentro nuestro es un fuerte oleaje de sentimientos encontrados, de rechazo, de miedo, de envidia disfrazada, de reproches y lamentaciones. En nuestros momentos de soledad vemos la vida con dolor y llena de batallas perdidas. Estamos constantemente construyendo un muro entre nosotros y los demás. Entonces realmente no estamos siendo amor y mucho menos compartiéndolo, aun entendamos que estamos diariamente expresándolo.
Porque Ser el Amor que Jesús, Budha, y tantos seres iluminados nos piden que seamos, va mas allá de sentimientos carnales, conveniencias, apariencias, cumplimientos y palabras amorosas que al final del día se convierten en expresiones vacías.
Lo que siento a través del mensaje que nos han dejado estos amorosos maestros es que quieren que practiquemos sin cesar, amar y ser amados. Que aprendamos a confiar en nosotros y en el orden divino, a no dejarnos influenciar por los sentimientos negativos y preocupaciones. Quieren que estemos dispuestos a dar sin esperar. Que nos aceptemos como somos, que recordemos que no existe una experiencia que no sea provechosa, que también es válido equivocarse, fallar y empezar de nuevo.
Debemos desarrollar el amor propio, aun lo llamen egoísmo. En el momento en que no nos dejemos afectar por los demás, por lo que digan u opinen, ni por las circunstancias, sino mas bien que aprendamos a ser pacientes y confiados en que hay un plan superior que está por encima de todo esto, estaremos dando uno de los pasos más importantes de nuestra evolución. Nuestro Ser interno y la conexión con la fuente suprema es lo real, es lo que somos. Seres valiosos con un poder extraordinario.
Confía, déjate querer, deja los miedos, vive, disfruta cada momento, se luz en armonía con la creación. Evolucionemos siendo Amor…
Shanti,
ॐ MiliZen.
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