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MUNAY-KI

EL SIGUIENTE PASO EN  LA EVOLUCION

Los arquetipos son principios organizadores del Universo. Ellos han sido plantados como semillas en cada uno de tus chakras. Es importante recordar que los has recibido como semillas, es decir, son puro potencial y será tu relación con ellos la que los hará crecer y convertirse en fuerzas poderosas que transformarán tus chakras con nueva información. Es por eso que nosotros hacemos ceremonias con fuego, para hacer crecer estas semillas. A medida que estrechas la relación con tus arquetipos, su potencial se desarrollará a partir de tu propia experiencia y serán únicamente tuyos.

 

La Serpiente:

Cada uno de los animales arquetípicos exude una peculiaridad diferente de la energía. La Serpiente simboliza el conocimiento, la sexualidad y la sanación. Tal vez éste sea el arquetipo más universal, pues desde siempre la serpiente ha representado el poder sanador de la naturaleza. El símbolo de la medicina o “caduceo,” está formado por dos serpientes entrelazadas alrededor de una vara. La serpiente nos enseña a despojarnos de nuestro pasado de la misma forma en que ella muda su piel, para que podamos caminar con belleza sobre el vientre de la madre.

 

El Jaguar:

Mientras la serpiente representa el poder de la sanación, que es gradual y tiende a incrementarse, el jaguar simboliza la transformación repentina. Lo que perdura siempre está en constante cambio y renovación; pues lo que permanece sin cambiar, perece. Podemos transformar nuestros cuerpos para que sanen rápidamente y envejezcan con elegancia, encarnando las fuerzas representadas por el jaguar. Considera la metáfora de que tenemos nueve vidas como los gatos. Cuando llegamos al final de una de estas vidas (otros podrían llamarlos etapas o fases), es importante dar al viejo “yo” un entierro decente, y luego saltar como un jaguar hacia lo que nos estamos convirtiendo. De lo contrario, nos pasaremos los años intentando cambiar y cargando con ese antiguo ser que nunca pudo desarrollarse. El Jaguar nos enseña a ir más allá del miedo, la violencia y la muerte. Ella es la fuerza vital de la selva y es experta en los ciclos de la vida.

 

El Colibrí:

Representa el coraje necesario para embarcarse en un viaje épico, al igual que los colibríes migran sobre el Atlántico cada año desde Brasil a Canadá. Una vez tocados por las energías de este arquetipo, estamos impulsados a hacer nuestro propio viaje épico que eventualmente nos llevará de nuevo a la fuente, donde se generó nuestro espíritu. Cuando no tienes suficiente tiempo, dinero o habilidades para lo que estás intentando, el colibrí puede proporcionarte el valor y la orientación necesaria para que tengas éxito. El Colibrí sólo bebe del néctar de la vida y lo busca en las flores, no en la basura, sabiendo mantener la quietud incluso en movimiento. No fue concebido para grandes vuelos y aún así emprende y lleva a cabo un viaje que muchos consideran imposible.

 

El Cóndor o El Águila:

El Águila percibe todo el panorama de la vida sin quedar atrapado en los detalles. Las energías del águila nos ayudarán a encontrar la visión que guíe nuestras vidas. Los ojos del Cóndor ven hacia el pasado y el futuro, lo que nos ayuda a saber de dónde venimos, y en lo que nos estamos convirtiendo. El Águila nos permite elevarnos por encima de las batallas mundanas que ocupan nuestra vida y suelen consumir nuestra energía y atención. El Águila nos da alas para elevarnos por encima de las luchas triviales del día a día y nos enseña a volar en esas altas cumbres cercanas al Cielo. El Águila y el Cóndor representan el principio de auto-trasformación de la naturaleza. El Águila nos empuja fuera del nido para que forjemos nuestras propias alas y para que siempre podamos volar ala a ala con el Gran Espíritu.

 

Huáscar:

Señor de la vida, Señor de la muerte, el principio de la armonización del mundo Inferior, nuestro mundo interior. Él / ella es el renovador de la Tierra y nuestro aliado a la hora de renovar esos campos que hemos cultivado, los lugares que necesitan ser transformados. El don de Huáscar es promulgar en nosotros una relación armónica con nuestra sombra interior y lugares escondidos- nuestro subconsciente.

 

Quetzalcóatl:

Señor del alba, Dador del día, Estrella de la Mañana. Quetzal es una hermosa ave de la selva y Coatl es la serpiente emplumada representada en el “Caduceo” de la medicina occidental. Como organizador del mundo medio, cuando entablas una relación con Quetzalcóatl ya no será necesario que hagas micro gestiónes en tu vida.

 

Pachakuti:

Guardián de las posibilidades y del principio organizador del Mundo Superior o Celestial, Pachakuti encarna el concepto del tiempo circular, dando un paso fuera del tiempo lineal para que este se detenga y ponga orden divino, adelantando así el tiempo futuro.

 

El cielo y la Tierra

La vida es un delicado equilibrio entre lo que cambia y lo que no. Los Guardianes de la Tierra creen que el CEL tiene tres partes. Cuando la gente muere, una parte de su esencia (el cambio) regresa a la Tierra, para que se reabsorba en la naturaleza y se convierta en unidad con toda la vida. Otra parte (el poder y la sabiduría) regresa a las montañas sagradas, y la tercera parte (lo incambiable) regresa al Sol. La Tierra es el principio receptivo y acogedor con el poder de cubrir y renovar. Al saludar a la Tierra reconocemos nuestra relación con todas las formas de vida, desde los árboles a los peces, las aves y las piedras, los de cuatro patas y los de dos patas. Al saludar a los Cielos reconocemos a nuestros hermanos y hermanas estrellas, y dedicamos nuestro esfuerzo de sanación al Gran Espíritu, el Creador de todo.

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